Me pregunto qué tiene Parrita para que tanto guste a los flamencos. Y a los no flamencos. La respuesta la encuentro en su voz. La voz de Parrita es redonda, dulce, poderosa y flamenquísima, pero además canta a compás, por eso les gusta a los flamencos. Y a los no flamencos. No podía ser de otra manera siendo su eco tan gitano y no menos mediterráneo. De Valencia, tierra de grandes músicos y cantantes procede Parrita. Del Barrio de Nazaret, donde nació y se crió Vicente de Castro, que es su nombre de pila. Empezó su carrera artística tocando la guitarra en diferentes grupos, pero su carrera estaba predestinada para ser solista y en solitario empezó a principios de los años ochenta consiguiendo de inmediato el reconocimiento del público. Como todos aquellos que están tocados por la magia del talento Parrita consigue rápidamente el reconocimiento del público. Un público fiel que siempre está ahí, esperando que el de Valencia aparezca. Es Vicente de esos artistas que muestran gran facilidad para la música, para expresarse. Parrita ha tenido una prolífica carrera discográfica con todos los éxitos posibles conseguidos en sus más de 20 años de carrera, como interprete y como autor. El poderío de sus canciones festivas y un repertorio de estribillos de impacto en su cálida voz le hacen un ídolo entre los suyos. Sus seguidores. Pero donde mejor y más ha brillado la estrella de Parrita ha sido sobre un escenario, en un club, en un teatro o sobre la mesa de los novios. Parrita es un artista de artistas y los buenos aficionados al arte han reconocido su arte desde siempre, el " no hay entradas" y las "camisas rotas" han sido una constante en su carrera profesional. Y cuando se pone a cantar flamenco el duende brota de su garganta privilegiada. Un gran artista y además grande con el que los buenos artistas han querido siempre estar cerca. Desde Paco a Pepe de Lucía de Los Amaya a Moncho, de Tomatito a Gerardo Núñez, de Juan a Antonio Carmona. 
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